jueves, octubre 13, 2005

 

Canto de Ossanha


Eu, por exemplo, o capitão do mato
Vinicius de Moraes
Poeta e diplomata
O branco mais preto do Brasil
Na linha direta de Xangô, saravá!

Hace tiempo que pienso que el portugués hablado en Brasil es la lengua más bonita que existe, creo que en eso tiene que ver que como español puedo entender una parte con esfuerzo y cada día entiendo o creo entender un poco más, mientras que siempre habrá algo que me será un misterio, algo así como mi comprensión de las mujeres.

Vinicius para mi es un guía, un orixá, no sólo en mi pobre entendimiento del portugués sino de la metafísica del amor, de las eternas dualidades entre felicidad y tristeza, de su necesidad en la vida.

En "Canto de Ossanha" dice:
Vai, vai, vai, vai, amar
Vai, vai, vai, sofrer
Vai, vai, vai, vai, chorar
Amar, sufrir y llorar, todo junto, en ese orden. Sin embargo un canto de sirena te llama a hacerlo y Xangô manda un mensajero para decir que si uno no va al encuentro de ese canto de sirena se va a arrepentir, parece que hay que arrojarse al negro ponto y no atarse al palo como Odiseo.

En Vinicius casi siempre conviven dualidades sin implicar dicotomías, como esa garota de Ipanema que anda triste sin saber que "cuando ella pasa el mundo sonriendo se llena de gracia, es un poco más lindo a causa del amor" o en "A Felicidade", "la tristeza no tiene fin, la felicidad sí. Vuela con facilidad pero tiene una vida breve, precisa que haya viento sin parar".

Por eso no es de extrañar que Vinicius que ya no está con nosotros nos anime a vivir que no es otra cosa que amar, sufrir y llorar y se despida con una bendición:
A benção que eu vou ter que partir, e vou ter de dizer adeus.
Saravà!

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